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El consumo excesivo de azúcar: un problema con consecuencias graves y globales

La incidencia del consumo excesivo de azúcar en la salud física y mental se ha estudiado con detalle y las consecuencias son claras: enfermedades coronarias cada vez más frecuentes, depresión, hiperactividad, alergias, etc. Los datos aportados por el estudio pueden ayudar a desarrollar políticas eficaces para hacer frente al problema.

Los autores del trabajo han revisado los principales estudios científicos sobre el impacto del consumo de azúcar en la salud y se han revelado datos preocupantes: el consumo elevado de azúcar, especialmente de fructosa, provoca principalmente problemas endocrinos, metabólicos y cardiovasculares. Las consecuencias son conocidas: obesidad y enfermedades coronarias, entre otras. Sin embargo, también han visto que ese consumo excesivo puede estar relacionado con otros problemas de salud: cáncer, enfermedades neuropsiquiátricas, pérdida de calcio óseo, enfermedades hepáticas y alergias.

En cuanto al cáncer, se concluye que puede estar relacionado con el desarrollo y expansión del cáncer de mama, próstata, hígado, vejiga y endometrio, si bien es necesario realizar más estudios al respecto.

“La prevención requiere políticas efectivas de educación y salud pública”

Además, el estudio se ha centrado en la relación existente entre el consumo excesivo de azúcar y las enfermedades neuropsiquiátricas, y ha concluido que puede tener relación directa con la depresión, el trastorno por déficit de atención y la hiperactividad. Los investigadores subrayan la relación directa entre dieta y salud mental, lo que podría abrir nuevas vías de intervención social.

Niños y jóvenes en el punto de mira

A la vista de las conclusiones, los autores del estudio recomiendan reducir el consumo de azúcar añadido a menos de 25 gramos diarios, prestando especial atención a la cantidad de bebidas azucaradas que consumen niños y jóvenes. Se ha aconsejado consumir bebidas azucaradas, como máximo, una vez por semana, con el fin de reducir sus efectos nocivos para la salud.

El estudio también ofrece datos sobre los hábitos de vida asociados al consumo de azúcar: las personas que consumen bebidas azucaradas a menudo presentan un patrón dietético desequilibrado, una mayor propensión al tabaquismo y al consumo de alcohol y hábitos sedentarios.

Estas evidencias científicas son de gran importancia clínica y social y pueden contribuir al desarrollo de estrategias preventivas contra el consumo excesivo de azúcar. Los autores de la investigación apuestan por la prevención a través de la educación y el establecimiento de políticas eficaces de salud pública. Entre ellos, los impuestos sobre el azúcar, estrictas leyes relativas al etiquetado de los alimentos y normas que limiten la publicidad y el marketing.