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Gestión de recursos hídricos: la vegetación de los manantiales condiciona el grado de recarga de los acuíferos

En el contexto de la emergencia climática, la gestión adecuada de las reservas de agua de los acuíferos subterráneos será una prioridad en las próximas décadas. Los últimos estudios han demostrado que la vegetación de los manantiales próximos a los acuíferos puede condicionar la recarga de estos: los pastos para el ganado y los bosques adultos, por su bajo consumo de agua, favorecen la recarga de los acuíferos, mientras que las nuevas plantaciones forestales, por su elevado consumo de agua, lo impiden. Esto puede suponer un cambio de paradigma en la gestión forestal.

Las proyecciones del cambio climático prevén una reducción importante del caudal de los ríos en verano en la península ibérica, debido a las fuertes sequías y al adelanto en la fecha del deshielo en la alta montaña. Para mediados de siglo, los recursos hídricos se reducirán entre un 10 % y un 30 %. Por tanto, habrá que adoptar medidas estratégicas para recargar los acuíferos subterráneos al máximo.

Los investigadores han observado que los sistemas hidrológicos y la vegetación que cubre el suelo están directamente relacionados: la deforestación y la reforestación tienen un impacto directo en el proceso de recarga de los acuíferos subterráneos. Los manantiales con pastos y bosques maduros de más de cien años facilitan más la recarga de los acuíferos que aquellos cubiertos por árboles jóvenes.

“El simple aumento de la masa forestal puede dificultar la recarga de los acuíferos, mientras que los pastos para ganado pueden facilitarla”

Los árboles, durante el proceso de evapotranspiración, recogen el agua del suelo a través de sus raíces y la liberan en forma de vapor de agua, por sus hojas. Este proceso elimina la humedad del suelo y afecta a la capacidad de recarga de los acuíferos. Los árboles eliminan más agua del suelo que los pastos, sobre todo cuando son jóvenes y están en pleno crecimiento. Los bosques secos también consumen mucha agua. Sin embargo, se ha constatado que los bosques húmedos con mucha niebla consiguen una recarga efectiva de acuíferos. Los autores del trabajo han observado que, con solo modificar la cobertura vegetal del suelo, el régimen hídrico puede pasar de ser estacional a ser duradero o viceversa.

Hasta hace poco, la gestión forestal que llevaban a cabo muchos países consistía en aumentar la masa forestal en todos los casos, por ser la estrategia más eficaz para proteger la erosión del suelo y las inundaciones. Sin embargo, en las cuencas hidrológicamente sensibles la preferencia por una vegetación que favorezca la recarga de acuíferos puede ser prioritaria.

Consecuencias de la desaparición del pastoreo de montaña

Las zonas húmedas de montaña han sido tradicionalmente utilizadas como pastos para el ganado, pero en la actualidad la ganadería se está perdiendo en muchas zonas. Los estudios muestran una disminución de la recarga de los acuíferos en las zonas que han perdido pastos. La misma influencia tiene la plantación de árboles por encima de los límites naturales del bosque en la alta montaña y la proliferación de plagas. La recuperación de los pastos para ganado en todas estas zonas ha supuesto a nivel internacional un aumento del nivel freático.

Todo ello puede suponer un cambio de paradigma en la gestión forestal y de recursos hídricos. Los investigadores consideran que la toma de decisiones debe centrarse en los servicios ecosistémicos prioritarios a escala local: en algunas zonas, la protección del suelo frente a la erosión; en otros, la recarga de acuíferos. En las cuencas hidrológicamente sensibles la prioridad será la recuperación de pastos y la protección de bosques antiguos.